Erg Chebbi

En un lugar lejano y separado del mundo
se abre un espacio huido de frio y fuego
donde se extienden las largas huellas del viento
en ojos rasgados de oro viejo, cerrados en un filo perfecto de claro y oscuro.
Ojos que sueñan imágenes distorsionadas y evanescentes
que reaparecen más allá de los tiempos que no pueden contarse en vidas,
como un ancestro nómada que transita mágica y eternamente
bajo el turbante ceñido por el cielo, azotado por la arena.

Ya ardan de silencio sus días limpios cuando se acuestan las llamas
sobre las dunas peinadas,
ya murmulle el frío sus noches estrelladas y se acurruque la helada
entre los dedos de arena que amasan montañas,
él recita los cuentos de los Amazigh en un lenguaje antiguo de cantos y bailes.
Los ritmos de sus tambores y de sus pies secos como la pipa del dátil
se hunden y retumban bajo la arena hasta el silencio;
alrededor del fuego se apagan sus versos en el aire,
se borran sus pasos sobre los mares pausados…
Pero su espejismo vaga por siempre inadvertido,
susurrando entre los senos de las dunas,
se mece entre las sombras de las palmas,
flota sobre las aguas imaginarias escondiendo sus pasos,
se abriga de los vientos en la piel del dromedario,
se extiende entre la luz y el polvo por los horizontes secos
abriendo caminos nuevos (tal vez los nuestros), sabiendo
que algunos de ellos jamás serán transitados.

Jorge Díaz de Losada.

Todos los sueños, todas las cosas

Nueva cada vez.
Porque eres todas las cosas.
Estás en cada madrugada 
al final de todas las calles
descalza
vistiéndote de amaneceres.
Te formas bajo mis manos
y eres todos los cuerpos
desnudos
en una habitación redonda.
Las horas contigo son todas las horas
llenas de no hacer nada más, 
olvidadas
de hacer cualquier otra cosa.

Nueva cada vez, 
música clara que asoma
en sueños que son todos los sueños
que bailan a tu alrededor
alegres
como mariposas.

Jorge Díaz de Losada.

Polvo de estrellas.

Vuela en tu respiración la misma partícula
anterior al tiempo, que llenó el vacío
la misma luz de las estrellas incandescentes
viajera silenciosa entre galaxias
a través del gélido vacío extremo que las separa.

Laten en tu pulso átomos vibrantes
surgidos de la nada hace miles de millones de años
que llegaron a tu sangre dormidos en eones de gas
en infinidad de vínculos aleatorios, en cosas inertes...
nubes de tiempo deshaciéndose en la eternidad.

Entre astros gigantes y agujeros negros
restos de colisiones girando en un baile de contrastes
y en un punto tan perdido como cualquier otro
la singularidad.

Con el oro de los núcleos de las súper novas
se forjaron la vida, el infinito, la consciencia
y la palabra.

Acaso son ellas la única forma
que tiene la inmensidad de conocerse
mantener un soliloquio
asombrarse de ser, de la improbabilidad.
Acaso somos su vértigo y por eso
nos devuelve el olvido, el miedo
esa nostalgia de no entender
y el silencio.

Pero quizás somos también su ilusión
su esperanza frente al caos sin testigo
y nos refleja desde algún distante sol
la compasión, la bondad y la alegría,
entre todas las locuras impensables,
el amor.

Jorge Díaz de Losada

Memento mori

Y no fue fácil,


Ver cómo la noche ya miraba hacia mañana,

cada instante de verdad evaporado y todos juntos

una historia que se repite y que se escapa;

ganar el vértigo de un día, dejar otro ayer

tendido en la memoria

y hacer como si nada;


Seguir bailando y dejar apagadas en una sonrisa

todas las palabras calladas

por esa parte de perder a cada hora

que es amar cada momento hacia el siguiente,

echar de menos cada recuerdo

ya nunca más presente

y hacer como si nada;


Esta locura de amaneceres

sobre distintos horizontes repitiendo

un beso en el filo de una hoja.


Soltar tu mano en el aire

y que tu no estar llene de huecos las horas;

seguir bailando y nunca más

poder hacer como si nada.

Por Jorge Díaz de Losada

La Nazarí

Sonrojada con la luz de la mañana

hipnotizas con la austeridad de tus muros

que parecen ocultar tras el umbral de tu Puerta

la Justicia de un extraño despertar en un pasadizo quebrado

como volverse a dormir

nacer a un sueño nuevo levantando tu velo

abriéndose al cielo de la Granada oriental.

¿De quién te defiende la Alcazaba?

¡Quién pudiera dominarte sin tenerte que dañar!

Califas, sultanes y reyes lucharon por retenerte

para imponerse a propios y extraños.

La luz quiso quedarse en tus muros forjando tus sombras

leyendo tus patios, bebiendo en tus fuentes.

Ni el tiempo pudo dejarte

y enamorado de atardeceres te vio cambiar

escondido en los rincones de tus palacios

sin atreverse a pasar.

Intrincados juegos de mosaicos,

paños de sebka, laberintos de puertas y jardines

columnas arracimadas y geometrías perfectas

flotan sobre el agua y  parecen

brotar desnudas de la naturaleza;

enigmas, filigranas y detalles

alicatados de colores brillantes,

artesonados de maderas oscuras y símbolos mágicos;

ocultos en un sortilegio, engarzados

a través de los siglos

en un único mensaje que viaja sin tiempo;

armonías ocultas que se revelan como una música velada en el aire

y murmuran tus siete cantos tras celosías de estrellas:

el verde de vida, la sombra del misterio,

borboteo de luces, espejos de agua,

fragancias de sueño,

todo asomado en tus ojos negros.

Nos recibes en el Mexuar sin sultán

para darnos justicia por llegar tarde, por tener que irnos

y no poder llevarte más que en el recuerdo y los sueños

demasiado fríos, demasiado distantes, irnos

con la inquietud infinita de volverte a mirar;

no cumplirás tu advertencia

dijimos pocas palabras pero marchamos sin paz.

Tú, que te acuestas envuelta en jazmín y te despiertas

oliendo a azahar;

que coronaste Al- Sabika para dominar una ciudad Andalusí;

que te quedaste encerrada en murallas

para nunca morir, para reinar en todos los sueños

desde las palmeras de tu jardín feliz;

sin Isabel ni Fernando,

sin Morayma, sin Boabdil;

reina del séptimo cielo

Alhambra eterna

la Nazarí.

Rorcual

Respiramos el mismo aire
Desde dimensiones diferentes
Separados por una fina lámina
Que transitamos por instinto
Casi a la deriva.

Unidos por azar en una exhalación
Unos segundos
Sentimos nuestra presencia
Nos unimos, solos en el vacío.

En tu movimiento incesante
Hacia el azul profundo
Desaparece en los abismos desconocidos
Tu respiración prehistórica,
Mirada de millones de años
Que se pierde sin temor en la oscuridad.
Una vida sumergida en otro tiempo
Otro sueño, otro ahora
Difuminada en la inmensidad
Con una lenta pincelada de su cola.

Te vas y quedo abandonado
En mi aliento corto,
En un cuerpo precario, minúsculo y desnudo
Errante en las mareas
Con tu presencia anclada en mis arenas

Sin saber ya adónde mirar.

JDL

Sin tiempo

En 2017 tuve el enorme placer y gran honor de colaborar con mi buen amigo y gran artista Giovanni Ozzola en este interesante proyecto suyo que me atrapó de inmediato y para el que hube de escribir un texto en el que trabajamos juntos, que serviría de guión a un vídeo.

Inicialmente escrito en español pero siempre con la idea de que, finalmente, lo traduciría al inglés para su incorporación definitiva al proyecto. Aquí están ambas versiones:

Noche oscura, el corazón lleno de miedo,
el horizonte no se acerca
porque tampoco se aleja.

Ver una vez más en la distancia,
la sal sobre la piel;
todo el silencio cabe en tu mirada.
Sintiendo la cercanía de un alma
de labios y
palabras saladas.

No se por qué te fuiste,
no se si vienes o vas.

El mismo viento que lo aleja, lo devuelve
y ya no se puede mirar pero se ve sin más,
respirando el horizonte, el mundo,
entre las olas del mar.

No quisiera perderme,
hoy no.
Tu eres la que se mueve, pero yo soy el que se va.

Los caminos se adentran en el tiempo, ciegos

hacia un reencuentro. ¿Dónde?

Vaciado lentamente en cada aliento,
sobre el lecho invisible del ahora.

Los ojos abiertos, la soledad
sola.

A saltos se aleja y se deshace
un barco que partió de madrugada
silencioso
entre otros pensamientos.
Arena, mi dulce y adorada arena.

Cuando no estás mirando
los sueños te devuelven la mirada;
los besos
rompen la noche y la mañana.

Todo está en el viento desde siempre
en un único camino.

El mismo viento
en un mensaje infinito
hacia el océano.

Este es el extracto de la obra que redactamos para la exposición:

«Un hombre indistinto en el paisaje, un paisaje más grande que se acerca sobre él, su silueta y energía se destacan, él es el centro en ese concreto momento, en ese concreto lugar.

El hombre mira hacia el mar y le habla. Su idioma nativo es el silbo. Un flujo de aire que sale de él y se funde con el viento, se fusiona con el paisaje. Naturaleza y hombre vuelven a ser uno.

El vídeo fue rodado en Añaza, barrio periférico de Santa Cruz de Tenerife. Zona brutalmente urbanizada en las últimas décadas, a pesar de haber sido un yacimiento arqueológico guanche, habitantes aborígenes de la Isla, y declarada Sitio de Interés Cultural.

El silbo gomero es un lenguaje arcaico pero aún utilizado en una remota isla del Océano Atlántico, La Gomera. En 2009 fue declarado Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad por la UNESCO. »

La obra se estrenó en Beijing, China, y ha sido adquirida por dos museos de aquel país, el BAO y el M WOODS MUSEUM.

Nunca podré agradecer suficientemente la oportunidad que me brindó Giovanni Ozzola de participar con un artista de su talla y trayectoria en un proyecto como este, así como su generosidad en todo el proceso.

Puede verse su obra por todo el mundo ya que, este artista inagotable ha realizado y realiza exposiciones continuamente. A través de este enlace puede disfrutarse de algunas de sus maravillosas y siempre interesantes obras

https://www.galleriacontinua.com/artists/giovanni-ozzola-57

Mujeres y hombres, desocupados lectores y poetas.

Este quiere ser un espacio para disfrutar compartiendo obras, lecturas e impresiones, también para la sana crítica y la reflexión, siempre sobre el tema que nos apasiona que es la poesía y todo lo que tiene que ver con ella.

Espacio para toda la poesía en español, hecha en serio y bien intencionada, sea cual fuere su procedencia y sea cual fuere su estilo: la meramente estética, la reivindicativa, filosófica, crítica, enamorada, efímera, satírica, cualquiera. Para las amantes de las soledades y de las epístolas satíricas y censorias; de los pastores de cabras; de los gatos garduños y la luna gitana; soñadores de caminos; poetas a caballo; de las Fuertes señoras que escribiendo, alcanzaron la Gloria; de los cuadernos de vacaciones; de los besos imposibles del Capítulo 7; de los poemas de amor y la canción desesperada.

En este lugar escribirán algunos de ellos que, por amor y fidelidad a esa forma de aprehender la vida que es la poesía, también escriben y quieren modestamente compartir alguna parte de su obra.

Así pues, gracias por visitarnos y darnos esta oportunidad de expresión.