Mujer

Luz del origen que se da a la vida

parte de todo y universo

energía y esperanza que no espera.

Pureza inundada de invierno

espiral infinita, génesis y fuerza derramada

en un canto que no cesa.


Salida de un pasado que se agota, presente

Iluminado en un paraguas de luz bajo la lluvia;

entrada de un futuro que se oculta y se adivina.

Manantial inabarcable que solo si se bebe

condena a una sed que no se sacia y que se tuvo

desde siempre.


Amor que siempre resucita

valor para el que no hay horizonte inalcanzable,

mar en tempestad de la locura

que arrastra la voluntad enardecida.


Dueña de un poder mágico

que cura con la yema de los labios que se rompen

en un beso que no suena.

Todo alrededor se desvanece con una sola mirada

que con ese no mirar condena

a otra dimensión del dolor y la desgracia.


Primera luz, primer amor,

alegría, vida y miedo,

odio, locura, amor de nuevo,

única ilusión, único intento,

verdad, dolor, pasión, sosiego,

origen de la vida, último aliento.


Con el amanecer

Hay días que amanece solo para enseñar el sol y días fríos

que amanecen de luna blanca con estrella;

mañanas que son un instante, y ya se fueron,

días que se levantan a duras penas contra el negro pesado de la noche

y se demoran abrazados al otro lado del horizonte.

Mañanas de barcos que están de vuelta y se acercan despacio

en el cambio de luz a recogernos, mañanas de barcos que zarpan

en silencio por amaneceres que pasan de largo.


Y con el amanecer, nos vamos.


Los hay de recuerdos morados, arrebolados imposibles y rosas melancólicas

de fuegos rojos en mil planos, de pájaros que vuelan oscuros y silenciosos

hacia la madrugada.

Albas de cristal que amanecen por sorpresa, que se filtran

entre sábanas y espejos de nubes o se ahogan amarillas en la calima.

Amaneceres de horizonte, amaneceres solo de mar

amaneceres sobre el lomo negro de un animal fantástico petrificado en la silueta de una isla.

Los hay barrados de nubes grises, de cielos de nubes que se incendian y luego

ya se pierden blancas, sin misterio, en la mañana.

Despertares de neón y sueños, amaneceres desenfocados, mañanas en monocromo sin fondo,

amaneceres de verlo todo, de intentar no moverte, de gritar por dentro y parar la Tierra.


Y con el amanecer, nos vamos.


Hay mañanas que se anuncian solas, limpias, de rayos que atraviesan la aurora

luz de hoy en una mañana de sol redondo, amanecer naranja

albas de tempestades, de fríos que no ceden al sol, de vientos que esculpen las aguas

de acantilados negros, de abrazos,  de sombras que mueven tu pelo.

Amanecer de olor a mar, de mar en calma, amaneceres solo de cielo

amaneceres en que solo sale el sol y lo demás se queda adentro.


Y con el amanecer nos vamos dejando atrás

un amanecer tras otro, otro amanecer de todo

otro año que amanece, otra música que pasa

y otro amanecer contigo de café y ventana

al otro lado de la foto.



Por Jorge Díaz de Losada

Memento mori

Y no fue fácil,


Ver cómo la noche ya miraba hacia mañana,

cada instante de verdad evaporado y todos juntos

una historia que se repite y que se escapa;

ganar el vértigo de un día, dejar otro ayer

tendido en la memoria

y hacer como si nada;


Seguir bailando y dejar apagadas en una sonrisa

todas las palabras calladas

por esa parte de perder a cada hora

que es amar cada momento hacia el siguiente,

echar de menos cada recuerdo

ya nunca más presente

y hacer como si nada;


Esta locura de amaneceres

sobre distintos horizontes repitiendo

un beso en el filo de una hoja.


Soltar tu mano en el aire

y que tu no estar llene de huecos las horas;

seguir bailando y nunca más

poder hacer como si nada.

Por Jorge Díaz de Losada

Quise ser

Quise ser el zorro de El Principito

y que me amaestraran

y esperar impaciente una llamada.


Quise ser Cenicienta y Blancanieves,

la Princesa del Guisante,

Campanilla enamorada, la Sirenita varada…


Quise ser tanta gente.

Quise vivir historias en planetas brillantes

donde nadie se muere,

donde nadie es cobarde,

donde la vida pasa sin quitarse los guantes.  


Y al final,

después de tantos cuentos,

solo quise ser yo:

pequeña, independiente,

a veces de colores, a veces más oscura

 e ingenua hasta los dientes.


Por Noemí Martín González.

La Nazarí

Sonrojada con la luz de la mañana

hipnotizas con la austeridad de tus muros

que parecen ocultar tras el umbral de tu Puerta

la Justicia de un extraño despertar en un pasadizo quebrado

como volverse a dormir

nacer a un sueño nuevo levantando tu velo

abriéndose al cielo de la Granada oriental.

¿De quién te defiende la Alcazaba?

¡Quién pudiera dominarte sin tenerte que dañar!

Califas, sultanes y reyes lucharon por retenerte

para imponerse a propios y extraños.

La luz quiso quedarse en tus muros forjando tus sombras

leyendo tus patios, bebiendo en tus fuentes.

Ni el tiempo pudo dejarte

y enamorado de atardeceres te vio cambiar

escondido en los rincones de tus palacios

sin atreverse a pasar.

Intrincados juegos de mosaicos,

paños de sebka, laberintos de puertas y jardines

columnas arracimadas y geometrías perfectas

flotan sobre el agua y  parecen

brotar desnudas de la naturaleza;

enigmas, filigranas y detalles

alicatados de colores brillantes,

artesonados de maderas oscuras y símbolos mágicos;

ocultos en un sortilegio, engarzados

a través de los siglos

en un único mensaje que viaja sin tiempo;

armonías ocultas que se revelan como una música velada en el aire

y murmuran tus siete cantos tras celosías de estrellas:

el verde de vida, la sombra del misterio,

borboteo de luces, espejos de agua,

fragancias de sueño,

todo asomado en tus ojos negros.

Nos recibes en el Mexuar sin sultán

para darnos justicia por llegar tarde, por tener que irnos

y no poder llevarte más que en el recuerdo y los sueños

demasiado fríos, demasiado distantes, irnos

con la inquietud infinita de volverte a mirar;

no cumplirás tu advertencia

dijimos pocas palabras pero marchamos sin paz.

Tú, que te acuestas envuelta en jazmín y te despiertas

oliendo a azahar;

que coronaste Al- Sabika para dominar una ciudad Andalusí;

que te quedaste encerrada en murallas

para nunca morir, para reinar en todos los sueños

desde las palmeras de tu jardín feliz;

sin Isabel ni Fernando,

sin Morayma, sin Boabdil;

reina del séptimo cielo

Alhambra eterna

la Nazarí.

EL ECO DE LA MIRADA

Les presento mi primer libro, publicado en la editorial Cuadranta, una mirada al tiempo, al amor y las relaciones humanas que espero poder compartir con todos ustedes y que suscite su interés y ojalá también les consiga transmitir sensaciones y emociones nítidas e íntimas y sirva de estímulo para la reflexión.

Es el resultado de un trabajo del que me siento especialmente orgulloso por las críticas recibidas y por el que estoy especialmente agradecido a la editorial que ha mostrado una profesionalidad y disposición siempre en beneficio del resultado final.

El libro puede adquirirse en librerías en España bajo pedido, o bien a través de la página web de la editorial en la siguiente dirección:

https://www.editorialcuadranta.com/libro/el-eco-de-la-mirada_139605/

o bien a través de la página web de Amazon en la dirección https://www.amazon.es/dp/841875642X

Rorcual

Respiramos el mismo aire
Desde dimensiones diferentes
Separados por una fina lámina
Que transitamos por instinto
Casi a la deriva.

Unidos por azar en una exhalación
Unos segundos
Sentimos nuestra presencia
Nos unimos, solos en el vacío.

En tu movimiento incesante
Hacia el azul profundo
Desaparece en los abismos desconocidos
Tu respiración prehistórica,
Mirada de millones de años
Que se pierde sin temor en la oscuridad.
Una vida sumergida en otro tiempo
Otro sueño, otro ahora
Difuminada en la inmensidad
Con una lenta pincelada de su cola.

Te vas y quedo abandonado
En mi aliento corto,
En un cuerpo precario, minúsculo y desnudo
Errante en las mareas
Con tu presencia anclada en mis arenas

Sin saber ya adónde mirar.

JDL

Mar y fuego (2018)

Mar y fuego, negro y mar.

Mar oscuro, negra arena

mi tierra no es sólo tierra,

mi tierra es arena y mar.


Echada entre dos mareas

se arrulla su soledad:

una orilla de sal y roca,

otra de alisio y pinar.


Respira un aliento azul

sobre la arena brillante,

la luz abierta se pierde

en horizontes de mar.

Momentos en la memoria,

de la marea que borra

las huellas sobre la arena;

y de los callaos que murmuran

cuando la ola se va.


Mar y fuego, negro y mar.

Mar oscuro, negra arena

mi tierra no es sólo tierra,

mi tierra es arena y mar.


Agua que exhala el viento

viento que moja la tierra

tierra que nutre la vida

que camina, trabaja y sueña.


Olas de viento susurran

sobre las vencidas ramas;

las nubes arropan los montes

en movimiento infinito

de laurisilvas mojadas.

Caminos entre los riscos

que se abren al sur y al norte,

cada ladera su pueblo

cada pueblo su nombre.


Mar y fuego, negro y mar.

Mar oscuro, negra arena

mi tierra no es sólo tierra,

mi tierra es arena y mar.

Los valles se dejan dormir

sobre el azul sin fronteras.

amontonadas nubes sin fin

sin inviernos ni primaveras.


En los muros empedrados

y en el barro entre las tejas,

los verodes taciturnos

lloran la lluvia que deja

una mañana nueva

oscura de musgos y nieblas.

Sombra blanca que cala

como un espectro de agua

por los barrancos del alma.


Mar y fuego, negro y mar.

Mar oscuro, negra arena

mi tierra no es sólo tierra,

mi tierra es arena y mar.

Monstruos de lava atrapados

en desiertos de picón y arena

rajado calor rojo y negro;

frío de millones de estrellas.


Hacia los picos más altos,

al borde del camino seco

que se pierde y que se encuentra

por gargantas de barranco

entre las lenguas de piedra;

todo se detiene absorto

en un lagarto somnoliento

inmóvil sobre la tierra

como si fuera su dueño.


Mar y fuego, negro y mar.

Mar oscuro, negra arena

mi tierra no es sólo tierra,

mi tierra es arena y mar.


Heladas de luz se yerguen

sus cimas sobre los vientos

meditando su inmensidad:

el sol sobre la mirada,

su mirada sobre el mar.

Tierra viva y encendida

mar y fuego, negro y mar

abrigando nuestros siglos

a latidos de volcán.

JDL

Versos sencillos

Versos sencillos que algo te muevan,

que algo te arañen

sin ser espuelas.

Versos ligeros que traigan vida:

agua brillante del Garoé.

Que traigan risas, que traigan calma,

nunca calima,

nunca desgana.

Versos que alivien tus madrugadas.

Versos-cruasán con mermelada.

Versos amables, versos sinceros.

No aspiro a más esta mañana

que darte un beso lleno de versos.

O quizá sí: versarte entero cada resquicio con mis palabras.

Por Noemi Martín